El Vigilante
Dentro de mi repertorio de sueños sobre el fin del mundo, el que sirve de anécdota a este cuento es uno de mis preferidos. Lo publiqué aquí en el blog el año pasado, pero en julio de este año lo quité para transformarlo en cuento y enviarlo a un concurso. No gané, así que lo traigo de vuelta, más crecidito, pero con la foto original. El Vigilante C uando era adolescente solía soñar con el fin del mundo. La pesadilla ocurría en un momento semejante al atardecer. Yo aparecía a caballo, entre mis hermanos, empuñando estandartes y lanzando gritos de guerra en una llanura semidesértica. Detrás de nosotros cabalgaba un ejército de linajes aliados. No podía verlos pero percibía su fuerza empujándonos hacia el choque, escuchaba el galope de los caballos, el impacto de las armaduras. Al frente, sin atreverme a levantar la mirada a través del visillo del casco, intuía la horda enemiga: guerreros acéfalos montados en bestias, sometiendo el camino bajo sus patas. El sol teñía de