Fatiga, tristeza...

Me faltan las palabras. Bebo la poesía de otros más sabios y locos pero igual de tristes, ojerosos de no poder llorar acompañados.

Segunda entrega, L'autre visage de Christian Bobin.

Entre nosotros no hay sabiduría, no hay locura.

Son innombrables las sentencias de vuestros sabios, inagotables los proverbios de vuestros locos.

Sobre los labios de nuestros sabios, nada hay sino una sonrisa, una flor de sonrisa, una nieve de sonrisa
- y sobre los ojos de nuestros locos, la misma sonrisa, la misma frescura.
Porque nuestros sabios y nuestros locos son los mismos.

Hemos escuchado a vuestros sabios y los hemos encontrado fatigados.
Hemos contemplado a vuestros locos y los hemos encontrado tristes.

Tristeza y fatiga: un mismo abrigo, con su derecho, con su revés.
Tristeza: la fatiga que entra en el alma
Fatiga: la tristeza que entra en la piel

La fatiga entra en vosotros con un paso ligero, silencioso como la jovencita que regresa después de la media noche a casa de sus padres: cuando os dais cuenta de su presencia, es demasiado tarde, ya ha acomodado su lecho en vuestro corazón, ya ha apretado vuestro pensamiento con la amargura como la cuerda al ahorcado.

Vuestros niños no conocen esta fatiga. Parece que no llega sino con la edad, anudada al dolor como la liana a su árbol.

Nuestros santos no hacen milagros. No caminan sobre fuego, no dan órdenes a las montañas, no se tutean con el viento. Nuestros santos hacen más, mucho más que milagros: curan el dolor, borran la tristeza.

Nosotros venimos a beber la alegría límpida en el hueco de sus manos.
Ni sentencias ni proverbios.
Solamente alegría, sonrisas solamente.
Alegría reposando sobre la sonrisa, sonrisa reposando sobre la alegría.

Porque entre nosotros no hay necesidad de palabras: una sonrisa basta - el rocío de una sonrisa sobre la hierba de un silencio.

Porque entre nosotros, lo contrario de la locura no es la sabiduría, es la alegría.

Comentarios