Despedida

Para Saturno, desde este lado del jardín.

¿Pretendías aplastarme con tu máquina de la verdad?
No hacía falta tanto empeño para dislocarme.
¿Acaso no viste cuando mi cuerpo renunció a ser el lugar de tus batallas?
Aquella, la que arrojaste sobre las dagas de tu lengua,
ya no soy yo, es un nudo en el tiempo,
una niña espectro que danza la vieja tonada de tus demonios.
Esta soy ahora, la que dice no.
Ya no obtendrás de mi el silencio donde hablabas para no verme.
Ya no preciso de tu torbellino para mirar mi propio abismo.
No puedes lastimar a una voz que se pronuncia extranjera desde el otro lado del jardín.
Tu ya no hablas con nadie:
he perdido la fe en los dioses que inventaron tus palabras.

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