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Mostrando las entradas de febrero, 2011

Cuatro semanas, cuatro encuentros

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Y aquí estoy, un mes después del último post. Instalada, adaptándome para lo que viene, haciendo que la distancia valga la pena. En el transcurso de estas cuatro semanas han ocurrido muchos encuentros afortunados. El primero: Carola y su departamento. Después de cuatro días de peregrinar de un barrio a otro de la ciudad de Santiago, en todas direcciones, varias veces en el sentido equivocado, llegando a suburbios muy lindos y a otros que se parecen a cualquier otro terregal de ciudad paracaidista, hallé a Carola, una chilena que bien podría ser oriunda de Nueva Italia, Michoacán -factor que definitivamente influyó en mi decisión de quedarme con ella. Originaria de la Patagonia, menudita, ojiverde, piel de cobre, generosa y muy ocurrente, buena para comer y mejor para compartir. Así es Carola. Y la casa, bueno, la casa es hermosa, tranquila, llena de luz y aire fresco. Por la tarde, desde varias ventanas puedo ver la cordillera mudar del bermellón al malva, y escuchar las campanadas de