A CASA
LEONOR: Estoy cansada de volar hacia la luz. ¿Podemos detenernos un momento?
SATURNO: No, puedes cambiar de dirección o cerrar los ojos si te lastima.
LEONOR: ¿De qué están hechas las alas?
SATURNO: Credulidad.
LEONOR: Creí que se llamaba esperanza.
SATURNO: ¿Ves? Credulidad.
LEONOR: ¿Por qué nadie nos ha dicho que la luz del foco no es el sol?
SATURNO: Porque nadie lo ha visto. El sol es una idea.
LEONOR: Pero existe como idea...
SATURNO: ...en la cabeza de los tontos.
LEONOR: ... y se convierte en alas.
SATURNO: Qué ingenua eres.
LEONOR: ¿Quieres decir que esto no es volar?
SATURNO: Quiero decir que no has despertado.
(SE FUNDE EL FOCO)
SATURNO: Y ahora esto...
LEONOR: Pero tengo los ojos abiertos.
SATURNO: ¿Podrías aletear en otra parte? Por qué insistes en cruzarte en mi camino.
LEONOR: No hay otra parte, pero la habitación es muy grande como para ser TU camino. No me atrevo a salir por la ventana, la oscuridad allá afuera es inmensa, en cambio aquí. Estos muros la contienen.
SATURNO: ¿Qué es eso, en tu lomo?
LEONOR: No lo sé, se enciende solo. Todavía no he aprendido a controlarlo. Pensé que todos tenían uno.
SATURNO: Pues no. Yo tengo un orificio.
LEONOR: Donde iban tus alas...
SATURNO: No tienes derecho a juzgarme.
LEONOR: Alguna vez tuviste y...
SATURNO: La luz de tu lomo brilla en tus ojos y me humilla. Vete.
LEONOR: No hay otro lugar.
SATURNO: Entonces apágate.
LEONOR: No puedo controlarlo, sucede en mi cuando...
SATURNO: Me lastima. No puedo ver hacia donde vamos. (SE CUBRE LOS OJOS)
LEONOR: Dame la mano, puedo...
SATURNO: Qué soberbia eres.
LEONOR: Tu rostro.
SATURNO: ¿Te parece horrible?
LEONOR: No, es hermoso, le ha nacido una sombra.
SATURNO: No mientas, el foco ya no funciona.
LEONOR: No es el foco. Está amaneciendo.
SATURNO: Ahora quieres burlarte de mí.
LEONOR: ¿Por qué crees que el sol existe sólo para burlarse de ti? Mira cómo viaja. Está en la cima y va cayendo hacia el horizonte. Sólo durará un instante más.
SATURNO: Lárgate, me cansas.
LEONOR: Claro, es hora. Pero no me iré sola.
SATURNO: No iré contigo.
LEONOR: No hablo de ti.
SATURNO: ¿Qué es ese zumbido?
LEONOR: Son otros tontos que se van. Ha llegado el día.
SATURNO: Ojalá se quemen.
LEONOR: Pronto empezará a llover en esta habitación. ¿Estarás bien?
SATURNO: Tanto tiempo juntos y no me conoces.
LEONOR: Al contrario: eres el señor de la tormenta y aquí es tu lugar. Pregunto si estarás bien cuando ya no quede nadie con quien...
SATURNO: Estaré bien cuando te hayas marchado.
LEONOR: Me alegra. Voy a casa. Pensaré en ti.
SATURNO: Yo no.
LEONOR ACARICIA EL LOMO DE SATURNO Y SE ALEJA. SU SILUETA SE PIERDE ENTRE MUCHAS OTRAS QUE VUELAN HACIA EL DISCO LUMINOSO QUE CUBRE CASI TODO EL HORIZONTE. CUANDO ANOCHECE, UNOS RAYOS ANUNCIAN TORMENTA EN LA HABITACIÓN.
SATURNO: No, puedes cambiar de dirección o cerrar los ojos si te lastima.
LEONOR: ¿De qué están hechas las alas?
SATURNO: Credulidad.
LEONOR: Creí que se llamaba esperanza.
SATURNO: ¿Ves? Credulidad.
LEONOR: ¿Por qué nadie nos ha dicho que la luz del foco no es el sol?
SATURNO: Porque nadie lo ha visto. El sol es una idea.
LEONOR: Pero existe como idea...
SATURNO: ...en la cabeza de los tontos.
LEONOR: ... y se convierte en alas.
SATURNO: Qué ingenua eres.
LEONOR: ¿Quieres decir que esto no es volar?
SATURNO: Quiero decir que no has despertado.
(SE FUNDE EL FOCO)
SATURNO: Y ahora esto...
LEONOR: Pero tengo los ojos abiertos.
SATURNO: ¿Podrías aletear en otra parte? Por qué insistes en cruzarte en mi camino.
LEONOR: No hay otra parte, pero la habitación es muy grande como para ser TU camino. No me atrevo a salir por la ventana, la oscuridad allá afuera es inmensa, en cambio aquí. Estos muros la contienen.
SATURNO: ¿Qué es eso, en tu lomo?
LEONOR: No lo sé, se enciende solo. Todavía no he aprendido a controlarlo. Pensé que todos tenían uno.
SATURNO: Pues no. Yo tengo un orificio.
LEONOR: Donde iban tus alas...
SATURNO: No tienes derecho a juzgarme.
LEONOR: Alguna vez tuviste y...
SATURNO: La luz de tu lomo brilla en tus ojos y me humilla. Vete.
LEONOR: No hay otro lugar.
SATURNO: Entonces apágate.
LEONOR: No puedo controlarlo, sucede en mi cuando...
SATURNO: Me lastima. No puedo ver hacia donde vamos. (SE CUBRE LOS OJOS)
LEONOR: Dame la mano, puedo...
SATURNO: Qué soberbia eres.
LEONOR: Tu rostro.
SATURNO: ¿Te parece horrible?
LEONOR: No, es hermoso, le ha nacido una sombra.
SATURNO: No mientas, el foco ya no funciona.
LEONOR: No es el foco. Está amaneciendo.
SATURNO: Ahora quieres burlarte de mí.
LEONOR: ¿Por qué crees que el sol existe sólo para burlarse de ti? Mira cómo viaja. Está en la cima y va cayendo hacia el horizonte. Sólo durará un instante más.
SATURNO: Lárgate, me cansas.
LEONOR: Claro, es hora. Pero no me iré sola.
SATURNO: No iré contigo.
LEONOR: No hablo de ti.
SATURNO: ¿Qué es ese zumbido?
LEONOR: Son otros tontos que se van. Ha llegado el día.
SATURNO: Ojalá se quemen.
LEONOR: Pronto empezará a llover en esta habitación. ¿Estarás bien?
SATURNO: Tanto tiempo juntos y no me conoces.
LEONOR: Al contrario: eres el señor de la tormenta y aquí es tu lugar. Pregunto si estarás bien cuando ya no quede nadie con quien...
SATURNO: Estaré bien cuando te hayas marchado.
LEONOR: Me alegra. Voy a casa. Pensaré en ti.
SATURNO: Yo no.
LEONOR ACARICIA EL LOMO DE SATURNO Y SE ALEJA. SU SILUETA SE PIERDE ENTRE MUCHAS OTRAS QUE VUELAN HACIA EL DISCO LUMINOSO QUE CUBRE CASI TODO EL HORIZONTE. CUANDO ANOCHECE, UNOS RAYOS ANUNCIAN TORMENTA EN LA HABITACIÓN.

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