PRIMAVERA


Todas las señales me dicen ponte las sandalias y acomódate la sonrisa que la primavera despunta en cada calle. Yo hago caso y a veces sale bien. Pero hoy no pude: me pasé el día flotando entre la despedida número tres y la número cuatro. Lo intenté, lo juro, puse todo de mi parte para que la caída de las jacarandas fuera importante, pero mi alma está en tránsito. Por más que la naturaleza me invite no puedo sostener el paso de la renovación trepidante y optimista. La primavera no es una estación para las despedidas.

Comentarios

Ana Elena dijo…
Capitán...visitando:
Me gusta.
Te quiero.
Escribes con una extraña mezcla exacta de razón y sentimiento...
Capitán...malas noticias:
No hay estación para las despedidas.
Y la primavera es un miserable Judas.
Todo parece posible,
incluso lo de antes.

Capitán de mi corazón: PONTE LAS SANDALIAS Y SÓLO, SÓLO ACOMÓDATE...cuando estés lista.

Estamos en el atoyadero!
Gracias Cap! No podré verte hoy por la noche pero estoy contigo del lado de la vida. Si ves al dueño del atoyadero ese, dile que estamos hartas de pagarle, que nos va a extrañar de todas formas, que nos diga de una vez dónde está la salidaaaaaaa!
Anónimo dijo…
Ni las jacarandas ayudan, así es.
No soy buena consejera estos días, mi luza. Pero le mando un abrazo-espejo. Yo tengo tantas despedidas que están haciendo cola. A chillar, y a decir adiós con gracia y con oh, cursi al máximo, con honorable amor. No hay de otra. Te quiero mucho.