REGALO PARA LA ABUELA


Noche y día la abuela tiene un cuarzo en la mano izquierda, un corazón de cristal que poco a poco se pinta de violeta. Le ponemos la música que le gusta, rezamos y meditamos junto a ella. Hace dos semanas le llevé un aceite que mi chamana me entregó después de "testarme": es, me dijo, el aroma de tu ser cuando estás en equilibrio, tiene flor de los vientos y naranjo. A la abuela le gustó muchísimo. En un pañuelo que lleva en el pecho mis tías le ponen algunas gotas para que no sienta náuseas y se imagine que el sonido de las burbujas del tanque de oxígeno son la fuente de un jardín de naranjos en Andalucía. Toda la familia desfila varias veces al día por su recámara, un momentito y sin hacer mucho ruido. La llenamos de abrazos y besos, acariciamos su cabello gris, le refrescamos la boca con un poco de hielo porque no soporta ni siquiera el agua. Se le ha pintado la piel color nenúfar. Mis tías van y vienen con fomentos y toallitas y ahora un caldo de pollo que apenas prueba, y ahora una almohada, y ahora la máquina del masaje porque la espalda se le está convirtiendo en un tronco de mezquite. Mi padre tiene una tristeza que se le descompone el semblante nada más de verla tan débil, le habla con el cuidado de quien no quiere ni respirar para que no se vuelen las pelusas del diente de león. Y con todo, ella está más lúcida que nunca: todo lo intuye, todo lo recuerda, todo lo presiente. Está en el umbral de las revelaciones, somos transparentes para ella, y eso que nos habla quedito y con los ojos cerrados. Ella sabe lo que me pasa sin que yo le cuente nada. Ayer la tomé de la mano y enseguida me dijo algo que no esperaba: ya no estudies tanto, dedícate a vivir. Ya no te pases la vida pegada a un libro porque uno termina volviéndose egoísta y pensando sólo en uno mismo. La gente se vuelve seca y le quita las ilusiones a los demás, dedícate tiempo. La vida se pasa tan rápido que mañana se te habrá ido la juventud y no está bien que estés sola. Encuentra un compañero para ti. Sí, abuela, respondí, la naturaleza está hecha en parejas, todo parece estar hecho para dos. Y luego ya no pude hablar más.

La clarividencia de la abuela ha traspasado el falso cortinaje de mi discurso. Es como si hubiese escuchado las peticiones que hago antes de dormir. No dijo "encuéntrate un marido, cásate", no, ella dijo UN COMPAÑERO. Ella puede sentir cómo tengo miedo y cuánto necesito un compañero. Ella sabe lo que sólo el amor sabe. Una vez, cuando todavía vivía el abuelo, fui a pedirles su apoyo y ellos me hablaron tomados de la mano: antes de que nos digas cualquier cosa debes saber que cuentas con nosotros para lo que sea, nuestro apoyo y nuestro amor lo tienes desde siempre. Ese día les dije que quería dedicarme a escribir, y que si vivía sola no era porque fuera infeliz, sólo necesitaba ganar mi tiempo y mi espacio. Ellos no lo entendieron muy bien pero nunca me cuestionaron ni media palabra. El abuelo se fue y ahora la abuela está por reunirse con él, y allá como aquí, a su amor no le importa si uno escribió diez libros o media cuartilla. En el umbral de las revelaciones, desde el reposet, con su tez color de lirio y enmedio de un dolor indescriptible, la abuela ha correspondido cien veces más mi regalo para que yo haga de mi vida un concierto de esos que a ella le gustan. Mañana es su santo y yo sólo quiero regalarle la tranquilidad que a veces la abandona.


Comentarios

Ceteris Paribus dijo…
Se me puso la piel de gallina.
TQ, i miss ya!
Anónimo dijo…
Luza, acaricia mucho esa cabecita, dile, prométele que serás una magnífica mujer (aunque seguramente ella ya sabe que lo eres) y pídele que te cuente un secreto. Sobre todo, sé compañera suya ahora, porque tú eres hermosa y fuerte.

Te acompaño yo también, invócame y ahí estaré. Te quiero mucho, bonita.
...pasu madre...

Usted disculpe mi soez lenguaje, pero me dejas con los ojos bien abiertos. Cuando leo algo así suelo acercarme demasiado al monitor y abrir la boca.

No sé. Cuando hace cinco años, se me murió papá, luego de dos años de larga agonía diabética, tuve, más que tu equilibrio, dejos de serio coraje. Nunca escribí sobre ello... en fin.

Abrazos varios.
Buen día.
Luisz dijo…
Se me remueven tantas cosascon este tema. Mis abuelos aún viven, fuertes, sanos. Tanto que siento quenos hemos acostumbrado a su presencia y no creo estar preparado para su partida. No me queda más que estar ahí.

Saludos y abrazos.
Lucía Malvido dijo…
La abuela Luci perdió el brillo de la luz de su nombre hace no muchos días del otro lado del Ecuador. El domingo mi hermano habló con ella por teléfono.- ¿Cómo está la más chiquita?-. preguntó. No se acuerda de mi nombre, de ella.
Hace dos domingos hablé yo con ella. A ver si un domingo de estos hacemos un asadito en el fondo de casa, dijo. Así. Todos juntos. Como si no estuviéramos lejos. Como si la nostalgia centenaria transmutara la ausencia en un domingo de invierno en el que hay una familia comiendo y tomando vino, riendo, juntos. Como si eso que hemos deseado toda la vida, un día de estos fuera a hacerse realidad.
Estoy contigo Luza querida.
Cariños.
Luci