CÓMPLICE POR UN DÍA


Hay un cúmulo de situaciones "navideñas" que no entiendo, entre ellas, el significado mismo de la navidad. La pregunta de cajón es: ¿quién se acuerda que el centro de la celebración era el nacimiento de Jesucristo? A estas alturas del consumismo ateo, creo que nadie lo tiene en mente cuando abre la cartera para pagar los regalos. Me da una hueva infinita postear sobre los origenes culturales de la celebración, sin mencionar que hay libros que lo explican mejor que yo. Más bien, quisiera poner en orden mis ideas para entender por qué siento que la navidad está hueca como la cabeza de las Barbies. Ya en serio, ¿todo se trata de consumir? Veamos: aprovechar las "ofertas" y comprar a 18 meses sin intereses, gastarse el aguinaldo en objetos de deseo común, beber y comer por hora o por volumen o porque todo se ve buenísmo. No condeno el acto, me parece bien que uno festeje varios días seguidos si se fregó trabajando todo el año. Lo sé, es un acto de celebración, muerte y renovación. Por supuesto, sería una tontería querer encontrar reflexiones así en un anuncio totalmente palacio. Lo que me da pavor es darme cuenta que son muy pocas las personas que en esta época piensan en el significado de sus regalos y sus palabras, de ahí que no pienso poner un pie en los centros comerciales.

En esta sociedad anestesiada, instalada en su comodidad, se han legitimado rituales paganos para poder aceptar sin denuncias que la materia puede sustituir al tiempo. La premisa: time is money.

El ritual pagano, emociones más emociones menos, funciona así:
1) Tengo que regalarle algo a fulanito. Ah, ya sé.
2) Tengo tanto dinero, voy a tal lugar, elijo un objeto.
3) Pago, envuelvo el objeto.
4) Escribo una tarjetita con frases acuñadas para la ocasión, algo para no sonar fuera de temporada.
5) Entrego regalo, fulanito rompe la envoltura, sonrisas y abrazos.
6) Recibo regalo de parte de fulanito, rompo la envoltura, abrazo... leo tarjetita con frases de cartón.
7) Abrazo final.
8) Los individuos ha cumplido, funcionan socialmente.

¿Soy la única que alucina o verdaderamente la sensación de vacío invade el aire? Afortunada o desafortunadamente, hay más gente que también lo percibe: regalar objetos a destajo, por costumbre o por compromiso, hace que toda celebración pierda trascendencia.

Me parece vergonzosa la eficacia con que los mensajes de la publicidad y los medios de comunicación apuntalan al sistema económico y banalizan todo para convertirlo en mercancía. Y dale, ahí voy otra vez contra el capitalismo... pues bueno, qué le voy a hacer, no es que yo sea comunista es que nuestra "civilización" se encarga de edulcorar la realidad para que no pensemos que se trata de una agresión. Me parece que, más allá del significado de la navidad, la costumbre dicta que es tiempo de dar y recibir. Lo triste es que el ritual esté hueco y que hayamos perdido la capacidad de dar algo que verdaderamente NOS SIGNIFIQUE.

No quiero ser una víctima inconciente, pero tampoco me queda mucho el papel de Grinch. Le entro al juego navideño pero a mi modo: este año voy a regalar ACTOS. Me explico: la gente que quiero tiene deseos extraños, placeres culposos y aficiones cotidianas que no puede compartir con todo el mundo, y sólo está esperando encontrarse con alguien que le haga segunda. Por eso, este año le daré la vuelta al rito pagano. Voy a regalar tiempo valioso a las personas que quiero: me convertiré en su cómplice por un día, sin repelar, sólo por el placer de compartir secretos. Al final, creo que un acto de complicidad crea vínculos más sutiles y trascendentes que una pantalla plana.

Comentarios

Ceteris Paribus dijo…
Esta decisión siempre la has llevado a cabo conmigo. El tiempo que tú me das es valioso y sólo genera un interés: el deseo de repetirlo.
Algo ocurre finalmente.

Yo envejezco 30 años los días previos.
La navidad rejuvenezco otros 30.


Será la "magia"?



saludos

:)
Dylan Forrester dijo…
Es muy cierto que este mundo materialista ignora totalmente el verdadero espíritu de la navidad. La navidad en el cristianismo es solo una fecha simbólica del nacimiento sobrenatural de Cristo y su entrada a través de un cuerpo humano y desde su gloria eterna a la temporalidad de este mundo caído. Lo verdaderamente importante es que Cristo pueda nacer espiritualmente en nuestros corazones y así tener un nuevo nacimiento en él. Esto es la base del verdadero cristianismo, la conversión a Cristo, el cambio de vida que verdaderamente debemos tener estando en él y él en nostros, por fe. Buen post.
Te deseo un 2009 lleno de muchas bendiciones para ti.

Un abrazo...
Anónimo dijo…
Bueno, ahí está: el paganismo que invade las fiestas decembrinas rindió frutos positivos y el cuasi grinch ha decidido regalarse a sí misma... ¿Qué no debió ser así desde el principio? ¿Tiene que pasar la humanidad por todo esto?
La paradoja: ¿habrías tomado esta decisión bajo otras circunstancias? Entonces al final de cuentas el consumismo ateo, el significado o no significado de los regalos y las palabras, las visitas o no visitas a los centros comerciales, la valoración de la materia contra el tiempo, todos estos conceptos de protesta, ¿serán síntomas necesarios para que la sociedad anestesiada -como le llamas- por fin despierte?
Al menos una batalla se ha ganado y quedará en los anales (y blogs) de la historia que el 23 de diciembre del 2008 una conciencia más ha despertado a base de mercadotecniazos.
Lo más triste de todo esto, my friend, es que esta es la forma light de darse cuenta. Debe haber formas menos severas, ¿a alguien se le ocurre alguna?
Luza, me encanta eso de regalar tiempo y actos. De secundar a los locos en sus placeres culposos... Creo que podría ser el fundamento de otra acción cursi...
Te quiero mucho.
Ale.