Son de agua



Empiezo a reconocerlos, parecen versos pero no lo son. Si te acercas lo suficiente, podrás escuchar cómo pasa el río entre las letras. Si te dejas inundar con los ojos cerrados, verás que sus imágenes nacieron del agua que canta toda la noche y hasta el atardecer de la página siguiente. Aunque estén interrumpidos por la cortina blanca del renglón, aunque hayan aceptado ser estanque para que los cortos de aliento no se ahoguen, aunque el choque medido de los cantos imite a las aves libres o en cautiverio –endecasílabas de plumaje plástico–, su naturaleza fluvial resurge como el mantra secreto del udu. 

Así, en lo secreto, cuando encuentro uno, lo desversifico, le quito la represa y lo reescribo en una línea que se tuerce y se endereza a voluntad. Estoy dibujándome una hidrografía íntima, rehaciendo mi paisaje con poemas largos y caudalosos, yang-tses, usumacintas, mississipis que desembocan en un mar que no sabría decir exactamente dónde está, pero que intuyo su presencia cuando lloro, cuando sudo, cuando estallan las semillas en mi vientre y me recuerdan que yo tampoco estoy cortada en porciones poéticamente correctas.

Comentarios

Qué increíble está esto. ¡Me gustó reteharto, tú!
Juan dijo…
guauuuuuuuuuuuu!!! impresionante luza
Gracias, Juan Carlos. Gracias, Juan.
:)