Parabienes desde el Sur

Foto Gabriel Morales
I

Me comí la ensalada y el jugo de manzana por pura disciplina, porque con el estómago vacío no podría escribir esto que crece como neblina dentro del pecho y no me deja respirar. Hoy se casa Álvaro, uno de los hombres a los que más he querido en mi vida, uno de los mejores amigos que alguien pueda tener. El Tom Sawyer de mi Huckleberry Finn.

Hace tres años que no sé nada de él, pero lo quiero igual que la última vez que nos vimos. Porque la amistad no sabe de cronologías; cuando dos amigos se separan, lo que sienten queda suspendido dentro de una esfera en el kayros. Y si vuelven a estar juntos, la esfera se abre y reanudan la vida con la emoción de la última vez. ¿Qué emoción sería la suya que no quiso volver a saber de mí? Acaso no había una, sino dos esferas, y en ellas cada quien guardó distintas sustancias amorosas.

Lo llamé, le escribí varios correos, pero nunca respondió. Insistí una, dos, tres veces. Nada. Lo intenté por otras vías, pero todas sus puertas se cerraron para mí. No sé, no recuerdo qué fue lo que hice mal. Me habría encantado que me lo dijera para ofrecerle disculpas, porque los amigos siempre se perdonan. 

El silencio me sigue doliendo profundamente. Su presencia me ha hecho falta, en las buenas y en las malas. ¿De verdad hice algo tan terrible como para merecer el exilio de su corazón?

Repaso los últimos correos y comienzo a reconstruir los escenarios. 

Renunciar a hablar es renunciar al único territorio que verdaderamente nos pertenece.

Hago memoria. Me doy cuenta que pasaba más tiempo con él que con el resto de la gente. Aún en la distancia.

Mi hermano,
No sabes cuánta falta me haces.
Te he extrañado en cada esquina, en cada foto, en cada cigarro.  
Después de viajar contigo en condiciones tan adversas, 
me quedé picada y quiero que volvamos a viajar, just u and me. 
 ...pensaba que si fuéramos juntos, nuestros cuatro ojos, 
que más bien son ocho por aquello de los lentes, 
verían la modernidad que vive en cada piedra barcelonesa.
Te extraño de nuevo y te llevo una historia en cada foto, 
en cada video, en cada poro de la piel.

Hubo un tiempo en que la complicidad y las heridas nos arrastraron a otro sitio. Y del dolor nos nació un deseo que lo enredó todo. 


¿Me lanzas un anzuelo y preguntas dónde estoy? 
Por qué me enredas la cabeza con Peri Rossi como si fuera cualquier cosa, 
como si una pudiera meterse bajo las sábanas sin preguntarse 
de dónde la hermandad con las brujas del sur. 
Trato de pensar en austral pero no me sale lo mardelplata. 
Si acaso la locura.
Quisiera hablarte a lo Pizarnik 
y sólo atino a decirte que me duele nuestro presente como Onetti a Vilariño. 
Cuánta urgencia tiene mi cuerpo de tus latitudes.


(qué ironía, ahora le escribo desde el invierno austral, tal vez desde entonces él intuía el eco que vine a buscar entre las brujas del sur, como intuía tantas otras cosas)

Yo: obsesiva y demandante. Él: precario y reincidente. 
Lo hicimos pedazos. 

...sólo necesitaba un ratito de escucha, 
confiar en alguien para hablar de lo que me ha pasado, 
de las renuncias existenciales, de lo que no me resigno a dejar atrás. 
Entiendo que no quieras contestar el teléfono ni verme 
después de lo que te dije el otro día. 
Perdón por haberme portado así, 
fue agresivo e irrespetuoso. 

Ya desde antes andábamos empantanados en fantasmagorías desamoradas. Sería por eso que el cariño que nos teníamos tomó forma de balsa para náufragos. 

Lo siento mucho.
...supongo que por eso no quieres tenerme cerca. 
...no estoy muy bien que digamos y no sé dónde queda el suelo últimamente.  

Las aguas de la tormenta nos devolvieron a dos territorios distantes.  

He intentado convencerme de que el silencio es una respuesta, 
como ves, no me ha salido muy bien. 
Me das a entender que ya no quieres relacionarte conmigo de ninguna forma.
Me das a entender que tengo un grado de toxicidad inconveniente
 que es mejor tenerme en cuarentena.
¿Estoy entiendo bien?

Mi corazón se quedó en la orilla, esperando un mensaje de despedida, una respuesta que nunca llegó.

...si tú bien sabes cómo es esto de quemar templos 
matar la fe y enterrarlo todo en una sola noche 
...estoy en llamas como París lo ha estado tantas veces

Luego, cuando él encontró a la que vuela, alzó una muralla. 

Llevo una hora tratando de escribir algo para despedirme de ti, 
queriendo tomar el té y sonreír absurdamente 
como dama inglesa en una escena de suicidio. 
No te digo adiós porque te vayas a Francia 
sino por las naricitas encontradas a ojos cerrados diciéndose 
"ojalá que el amor no se acabe nunca". 
De verdad lo pienso -lo de la dama inglesa-, 
porque debiera sentirme agradecida por esta liberación, 
pero todo lo abarcan los estertores adentro del pecho...

Del otro lado, en su orilla, era el tiempo de la reconstrucción. El tiempo del amor.

Es como si te hubieras muerto y existieras en una realidad paralela. 

Quien pierde un amigo muere un poco. Y yo perdí. 

II

Muchas veces, este espacio sirvió de puente para comunicarnos cuando las palabras del diario no alcanzaban. Él fue el primer lector de este blog. Y, qué curioso, esa primera entrada era un sueño donde estábamos él y yo: 

Éramos dos monjes de resina sobre una cama de hielo
nuestras voces de cuchilla apenas podían traspasar el vaho y las uñas,
como varas muertas, rechinaban angustiosas contra el colchón de cristal
Sospecho que dijiste algo sobre el porvenir y lo prematuro de nuestra muerte
Aun rebota el sonido entre las paredes de mi cabeza
...el porvenir     lo prematuro     la muerte...
Escalofríos
Silencio

Quizás era premonitorio, no lo sé. Quizás por eso también guardo la esperanza de que todavía se asome por aquí de vez en cuando. 

Desde aquí, Álvaro, te ofrezco todas las disculpas que quepan: por mis errores, por la violencia de mi cariño estrangulador, por la ansiedad infundada, por la ternura que no supe darte en la desesperación de los días aciagos. Temías que me volviera loca, pero ya ves que no soy peligrosa.  Ojalá puedas perdonarme y hacer en tu corazón un espacio para recibir este cariño genuino hecho de nostalgias. Ya no somos los mismos, pero yo te quiero igual. 

Estoy muy feliz porque sé que eres dichoso. Ella es una mujer maravillosa, es la mujer de las correspondencias. La he visto en fotos –tus fotos, las de tu mirada que hace magia con el movimiento–. No hace falta más para adivinar que es sabia y que está llena de luz. Es hermoso saber que se aman. Eso me pone absolutamente feliz y también profundamente triste, porque no puedo decírtelo de viva voz. Van mis abrazos para ambos, volando desde esta realidad paralela donde viven, en una esfera, los amigos que fuimos. 

Comentarios

Me gustó y, bueno, me identifico con el tema. Si es amistad, de la buena, ¿que se yo? por allí y se arregla.
Gracias, Bernard L'ermite. De verdad me encantaría que se arreglara.
Leí tu blog. ¿Eres nómada?
Saludos,
L.