El desierto verde
desperté junto a mí
en paz
me encontré el gesto cambiado
una sombra surcándome la cara
en el aire aún flotaba el ruido de lo que se rompió en mi ausencia
esa otra que soy me miró y preguntó dónde has estado
estuve en el desierto verde
le dicen el paraíso pero es la guerra y la selva siempre gana
si no te mueves te devora
si no hablas te sale moho en la garganta
si no piensas el matapalo te revienta el cráneo
si estás sola el sexo se te hace termitero
en el desierto verde todos comen menos tú
que aceitas la cadena alimenticia para que no se oxide
hundidos los tobillos en un aislamiento de salitre y humedad
sofocada por esa nata de aire caliente –parálisis en estado tangible
(ávida de ternura
sitiada por lo que nadie quiere ver
huí sobre el esqueleto de un pelícano que me llevó a su falso nido en el norte
y herida de frío regresé al desierto verde)
ahora sé la diferencia entre morirse y estar muerta
morirse es la angustia de no ceder
estar muerta es sentir la paz de lo que ya no es
y como cigarra traslúcida unirte al zumbido del mundo
¿la muerte?
es una placa de cal pulida
inhóspita
monótona
no tienes cuerpo mas el lenguaje persiste
eres una voz porosa que observa
un murmullo que vibra con la infinita planicie blanca
un punto donde se encuentran fin y principio y fin
ya no vuelvas a irte de nosotras no nos dejes sin tus ojos dijo ella
luego nos volvimos un abrazo
y dormimos en semilla que dialoga con lo oscuro
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