OBEDIENCIA
He estado leyendo El principito: cuando el misterio es tan impresionante, es mejor no desobedecer. A mí me gusta obedecer ese tipo de designios. Esta madrugada llevé a cabo la conmemoración que me pedía la vida, en silencio y a solas: te lancé nuestro cuento al mar de las redes para que la casualidad te lo llevara. (¿Te fijas? A las tres de la mañana todo está alrevés; en ese mar los peces atrapan a los pescadores con burbujas, por ejemplo). El azar tiene más experiencia que yo para destejer los nudos y abrir túneles, y yo confío, obedezco. La botella que contenía nuestra historia estuvo flotando exactamente 12 horas en la red. ¿Que dónde está ahora? Qué se yo, algún navegante sediento de relato la habrá recogido. El azar, con todo y que está bizco, es muy listo y te traerá hasta mí de alguna manera misteriosa. Me gusta saber que eso no está en mis manos sino en los nudos y las piernas que alguna vez tejimos.
Comentarios
Obedezcámosle pues